domingo, 29 de abril de 2018


ENAMORAMIENTO

Al verla presentí 
que un hecho venturoso
llenaría mi existencia.
De su pecho nacieron, de repente,
lirios no plantados
y el aroma de su cuerpo me envolvió
con el perfume de las flores
que adornaban su regazo.   
Bastó que me mirara solo una vez,
para notar mi corazón atravesado.
Sentí el aire puro rellenando mis pulmones
elevándome en aluvión de emociones
hasta alcanzar las copas de los árboles.

"Me llamo Clara ¿y tú?"
—me dijo, ingenuamente—.
"Desde ahora llámame solo Amor"
—respondí, como Romeo—.

Cuando sus labios rozaron mis mejillas,
supe ¡al fin! que el amor
es un sublime estado del ánimo
que agolpa sensaciones en la mente
sin que exista manera de explicarlas,
sin que comprendas que una palabra
pueda sanar todas las heridas del alma.

Lo confieso: ¡Estoy enamorado!

Las estrellas son luceros
en el balcón de esa mirada
en donde crece entre flores mi fortuna.
Su cabello de seda
desciende hasta el talle
y se ensortija en mis manos cuando lo acaricio
desprendiendo esencia a lirios:
esa misma que en mí permanece,
cuando la ensueño.


Fotografía de David Dunistkiy


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