jueves, 19 de octubre de 2017

EUFORIA

Canto una canción
a las tardes tibias,
de mañanas claras,
con suspiros ciertos
en plumas de almohadas
               que no pesan nada.
Desde el aire recio  
a la noche larga
se alejan de mí,
porque los recuerdos,
los negros recuerdos,
               apenas son nada.
Habito un planeta
de duendes y hadas,
de amores que empapan
calando mis huesos,
haciéndome rico
              sin querer yo, nada.
Quizás la locura
me mueva a la danza,
y mientras combato
dolores y penas,
alejo a la muerte
               ¡que al cabo, no es nada!


Fotografía de Maribel Diez Salgado

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