EUFORIA
Canto
una canción
de
mañanas claras,
con
suspiros ciertos
en
plumas de almohadas
que no pesan nada.
Desde
el aire recio
a
la noche larga
se
alejan de mí,
porque
los recuerdos,
los
negros recuerdos,
apenas son nada.
Habito
un planeta
de
duendes y hadas,
de
amores que empapan
calando
mis huesos,
haciéndome
rico
sin querer yo, nada.
Quizás
la locura
me
mueva a la danza,
y
mientras combato
dolores
y penas,
alejo
a la muerte
¡que al cabo, no es nada!
Fotografía
de Maribel Diez Salgado
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